EL ADIÓS A UN GRANDE
El miércoles había pasado por casa. Con su generosidad de siempre, me había arrimado las entradas para la celebración de los 40 años de Old Christians. Este sábado, llegaba la hora de aquello por lo que tanto había trabajado, coronando una vida de esfuerzo y dedicación para el club que fundó allá por 1973. Debido a temas particulares, mi viaje a Colonia se demoró y calculé mi llegada para después de la medianoche. Cuando me avisaron por teléfono de lo sucedido, estando en la ruta, no lo podía creer. No hay reacción ante semejante noticia. Pancho conducía la ceremonia aniversario, cuando de repente, su enorme corazón no resistió más. La conmoción es tremenda. Todos los que lo conocimos en el ambiente del futsal, sabemos de la gran valía como persona y como dirigente. El Dr. Francisco Brizolara fue parte de los cuadros directrices de la Comisión delegada de futsal de la AUF, de la Federación Uruguaya de fútbol de salón, y por supuesto, de su hijo predilecto, el viejo Old Christians. Capaz, honesto, bondadoso, siempre actualizado, fue también uno de los que siempre nos apoyó incondicionalmente en este emprendimiento, estuviéramos o no de acuerdo en algunos enfoques sobre la realidad del deporte. Fui su paciente del consultorio oftalmológico, en el cual siempre nos recibía con ese abrazo fraterno y calidad humana (además de la profesional) incomparables. El año pasado, había retomado su viejo amor por el periodismo, y se hacía un tiempo para participar de las trasmisiones de futsal en vivo por la Sport 890.
Quiso la vida que en el momento y el lugar más inesperado, Pancho nos dijera adiós a todos. Tan impactante que todavía no caemos, pero tan grande y gratificante es su huella, que los que amamos esta disciplina de verdad, debemos seguir sus pasos y recordarlo como lo que fue: un gigante. Hoy el Trébol Negro derrama un lágrima. El nudo en la garganta será difícil de desatar. Vayan nuestras condolencias para familiares, amigos, y a ese legado fenomenal que significa el caudal humano y deportivo de un club como Old Christians. ¡Hasta siempre Pancho! Nunca te olvidaremos.
Luis Diego Silva
El miércoles había pasado por casa. Con su generosidad de siempre, me había arrimado las entradas para la celebración de los 40 años de Old Christians. Este sábado, llegaba la hora de aquello por lo que tanto había trabajado, coronando una vida de esfuerzo y dedicación para el club que fundó allá por 1973. Debido a temas particulares, mi viaje a Colonia se demoró y calculé mi llegada para después de la medianoche. Cuando me avisaron por teléfono de lo sucedido, estando en la ruta, no lo podía creer. No hay reacción ante semejante noticia. Pancho conducía la ceremonia aniversario, cuando de repente, su enorme corazón no resistió más. La conmoción es tremenda. Todos los que lo conocimos en el ambiente del futsal, sabemos de la gran valía como persona y como dirigente. El Dr. Francisco Brizolara fue parte de los cuadros directrices de la Comisión delegada de futsal de la AUF, de la Federación Uruguaya de fútbol de salón, y por supuesto, de su hijo predilecto, el viejo Old Christians. Capaz, honesto, bondadoso, siempre actualizado, fue también uno de los que siempre nos apoyó incondicionalmente en este emprendimiento, estuviéramos o no de acuerdo en algunos enfoques sobre la realidad del deporte. Fui su paciente del consultorio oftalmológico, en el cual siempre nos recibía con ese abrazo fraterno y calidad humana (además de la profesional) incomparables. El año pasado, había retomado su viejo amor por el periodismo, y se hacía un tiempo para participar de las trasmisiones de futsal en vivo por la Sport 890.
Quiso la vida que en el momento y el lugar más inesperado, Pancho nos dijera adiós a todos. Tan impactante que todavía no caemos, pero tan grande y gratificante es su huella, que los que amamos esta disciplina de verdad, debemos seguir sus pasos y recordarlo como lo que fue: un gigante. Hoy el Trébol Negro derrama un lágrima. El nudo en la garganta será difícil de desatar. Vayan nuestras condolencias para familiares, amigos, y a ese legado fenomenal que significa el caudal humano y deportivo de un club como Old Christians. ¡Hasta siempre Pancho! Nunca te olvidaremos.
Luis Diego Silva
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