EL PERRO VERDE "Clásico" con DIEGO IMPERIO

"NO PRECISÁBAMOS INVENTAR LA RUEDA, PERO ACABAMOS DESPERDICIANDO EL MOMENTO"
El ex jugador y técnico de Peñarol habló de sus recuerdos con la única camiseta que defendió en Uruguay, los viejos clásicos, su presente laboral en Brasil y lo que pudo haber hecho Uruguay después del histórico sexto puesto en el Mundial de España 1996. Diego Imperio, uno más en la galería de jugadores en la historia que te invita a recorrer El Show.

Imperio con toda su familia, viviendo uno de los partidos del Mundial.

¿Cuándo y por qué se fue del país y que vinculación tiene actualmente con el futsal o con el deporte?

Estoy viviendo en Rio de Janeiro desde el 2008 con mi familia. Fui transferido por mi empresa a Brasil y desde entonces estoy aquí. Mi vinculación con el futsal es hoy estrictamente como aficionado. Es increíble la difusión que tiene este deporte en Brasil, todas las grandes cadenas de TV (Sport TV, ESPN, etc), pasan algún partido de la liga por semana y por supuesto que me prendo a ver los partidos con mis hijos y de paso mantenerme actualizado del deporte que siempre fui apasionado. Increíblemente, porque ya pasaron muchos años, aún quedan jugando algunos de mi época, como Falcao, Indio, Lavoisier, etc. Cuando les cuento a mis hijos que jugué contra ellos, no me creen..jajaja. 

¿Cuál fue tu última temporada en el futsal uruguayo?

Mi último año fue en 2002, como técnico de la primera de Peñarol. Fue mi última vinculación oficial con el futsal, después de 15 años en el mismo equipo. Peñarol fue además, el único equipo al cual defendí en mi carrera.

"El mundial '96 en lugar de potenciar un proceso serio, a largo plazo, fue todo lo contrario". 

Usted vivió la etapa donde el fútbol de salón debió pasar al futsal, y en la que Uruguay igualmente se mantuvo en los primeros planos. ¿Cómo fue esa transición y porqué Uruguay logró mantenerse arriba?

Efectivamente, en 1994 pasamos  del fútbol de salón de FIFUSA al futsal de la FIFA. Fue como entrar en un nuevo mundo, no solo que el deporte era bastante diferente - reglamento, pelota, equipos contra los que jugábamos, etc - sino que todo lo que rodea a la FIFA evidentemente tiene otra dimensión y por ende otra repercusión. En aquel momento, los partidos los televisaba canal 12 los fines de semana en horario central. Se construyó un estadio (Portones) para el deporte con una infraestructura impensada en ese entonces. La asistencia de público era increíble, para los que estábamos acostumbrados a jugar con 30 personas en Juan Pablo II, se generó un clima espectacular, que con la selección lo culminamos clasificando por primera vez a un mundial FIFA en una Copa América jugada, coincidentemente, en Rio de Janeiro, donde salimos vicecampeones  y con una gran participación en el Mundial de España en 1996. Creo que en ese período, digamos década del 90 nos mantuvimos arriba porque estaban presentes tres pilares básicos para el suceso en un deporte: 1. Una organización dirigencial medianamente seria, con objetivos comunes y un plan de acción realista. 2. Una gran generación de jugadores; algunos excepcionales como el “Checho” Castiglioni, Juanjo Tiscornia, Cubano Guerra, el “Pipi” Piñeiro,  “Choco” Nunez, Roibal,  Moliterno, Dany Varela, Aguirrezabala, Coco Píriz, Paul Casella, Henry Bruno, Alejandro Quagliatta, etc y algunos juveniles que ya aparecían y que después serian la bases de nuestro futsal por muchos años como Pablo Lamanna, “Pico” Rodriguez, Andrés Dalessandro, Martin Hernández, etc. 3. Cuerpos técnicos preparados, actualizados y competentes como el “Chopo” Muniz, Cesar Robido, “Chupete” Tulbovitz, “Muñeco” Falero, etc.

Selección Uruguaya en el Mundial de España.

Puntual del Mundial en España  ¿Cómo explica lo competitivo de aquel equipo?

En ese Mundial estuvimos a segundos de clasificar a semifinales cuando acabamos perdiendo el partido con Ucrania. Le habiamos ganado antes a USA en el debut, a Tailandia, a Holanda en un partido increíble, empatado con Italia y perdido muy justo con Brasil finalmente campeón mundial. O sea un balance muy positivo, sobretodo tomando en cuenta que era nuestro primer mundial. Volvimos con las máximas expectativas,  que se mantuviera un proceso, que se continuará evolucionando. El plantel era joven y habían surgido nuevos valores que sin duda aportarían una renovación constante. Sin embargo, fue todo lo contrario. El campeonato local fue perdiendo nivel. Llegamos a jugar lloviendo en una cancha de futbol cinco abierta en el Prado de 25x15, se acabó la televisación del campeonato y con eso la repercusión. El cuerpo técnico dejó la selección, cambiaron algunos dirigentes, y empezaron a primar algunas actitudes mezquinas, pequeñas... El mundial en lugar de potenciar un proceso serio, a largo plazo, fue todo lo contrario. Se volvió a clasificar al mundial del 2000, básicamente por la calidad de los jugadores y técnicos que había, pero definitivamente el proceso se había terminado. .Alguna vez discutiendo la situación del futsal uruguayo con amigos que seguían vinculados, ellos me decían: es cada día más difícil clasificar a un mundial. Evolucionó Colombia, Chile es difícil, Ecuador también, Venezuela son muy buenos, ni que hablar Argentina, Paraguay y Brasil. Yo siempre decía lo mismo: está bien que evolucionen estos equipos, el problema que Uruguay no lo hizo. En el 1996 éramos el segundo equipo de América y el sexto del mundo, deberíamos haber aprovechado eso para hacer un trabajo serio, a largo plazo, con gente capacitada - que hay mucha - un campeonato local competitivo e invirtiendo en las formativas. En fin...no precisábamos inventar la rueda, pero acabamos desperdiciando el momento.    

¿Qué cosas recuerda en primer lugar de sus años en Peñarol y cómo se cerró esa etapa?

Comencé en Peñarol  en 1987. Un gran amigo, Ignacio Roca, tenÍa un primo que jugaba en el primero y le contó que estaban buscando aspirantes para menores. El primo resultó ser Juanjo Tiscornia, me fui a probar y quedé. Definitivamente debió haber sido porque soy fanático manya y no por mis condiciones..jaja. En ese entonces también había jugadores maravillosos como el Ruso Moratório, el Checho, Barreiro, Nuñez,  los Aiscar, Ruibal, Ruben Rijo, Daniel Darino, y definitivamente me enamore del deporte. Empecé en Menores, pasé a Juveniles donde tuve la suerte de ser dirigido por Bachino, la reserva y después el primero donde debuté a los 17 años gracias a la confianza del Muñeco Falero. A partir de ahí, pasaron muchos partidos, campeonatos, giras por varias partes del mundo, después vino la transición al futsal e imediatamente la selección pero siempre jugando en Peñarol. En el 1999 después de un par de lesiones de rodilla decidí retirarme e inmediatamente me hice cargo del primer equipo como DT. Hasta que en el 2002 decidí alejarme del deporte. ¿Los motivos? Mi familia. Mi primer hijo, Nicolas nació en el 2003; mi trabajo, por el cual viajaba mucho al exterior, y algunas situaciones puntuales  en aquella época que me sacaron las ganas de seguir. Siempre me gustó dedicarme 100% a lo que hago, cuando vi que eso no lo podía hacer, me alejé. Mi mejor y más valioso recuerdo de esa época son los  amigos que el futsal me dio y aún mantengo hasta el día de hoy, sin dudas.

¿Qué situaciones específicas le quitaron las ganas además de sus impedimentos personales?

Como te decía antes, actitudes mezquinas y pequeñas de algunos dirigentes de aquella época fueron sacándome las ganas de estar. Personas vinculadas a mi club con las que no compartía los objetivos ni las formas. En fin, cosas que con la perspectiva que te da el tiempo que pasó, seguramente no fueran tan importantes, pero que en su momento  desgastaron mucho y me llevaron a tomar la decisión de alejarme. No me sentía con el tiempo ni las ganas necesarias para pelearme contra estas pequeñas cosas. La decisión fue dedicarme totalmente a mi familia y a mi trabajo. Alguna vez me dieron ganas de volver, ahora la distancia física lo hace más difícil aunque me mantengo informado con su página y el otro día hasta disfruté del clásico por internet.

"Muchas cosas que aprendí en el futsal, las aplico hoy en día en mi actividad empresarial".

¿Qué entrenadores de su época lo marcaron más y porqué?

Básicamente tres, Juan Bachino que me enseñó  todos los fundamentos del deporte y empecé a entender de táctica; el Muñeco Falero, una persona excepcional, con muchisimo conocimiento de futsal, que además me hizo debutar en primera y con el que aprendi el concepto de resiliencia aplicado al deporte; y claro el Chopo Muniz, que confió en mí, me llevó a la selección, salimos muchas veces campeones juntos. Incidía realmente tácticamente en los partidos y tenía una rara habilidad para manejar grupos. Los tres me marcaron como jugador y como persona. Muchas cosas que aprendí, las aplico hoy en día en mi actividad empresarial.

¿Puede ampliar esto último? ¿Cosas del futsal aplicadas a su trabajo?

¡Muchísimos conceptos! Realmente el futsal, el deporte de alta competencia, y los DTs que tuve me dejaron muchas enseñanzas que uso en la actualidad.  Algunos básicos, como el saber pertenecer a un grupo, la convivencia con diferentes personas, aceptar el rol que cada uno ocupa en el equipo, privilegiar el objetivo común al propio, la capacidad de recuperarse frente a la adversidad para continuar creciendo, el liderazgo dependiendo de cada situación y por supuesto la capacidad de motivar a un grupo de personas para un objetivo común. Muchos conceptos que definitivamente en una carrera universitaria te pueden enseñar pero que es muy distinto vivirlo sudando adentro de una cancha de fútbol o en un vestuario rodeado de compañeros.


Siendo usted uno de los símbolos de uno de los equipos grandes ¿Cómo se vivían los clásicos de aquella época donde existía una muy fuerte rivalidad?

Es difícil de explicar con palabras el sentimiento que me genera la camiseta de Penarol. Por eso, por supuesto los clásicos tenian un componente definitivamente especial para mi.  Yo los vivía como hincha, así los jugaba. Con esa pasión que solo el hincha de verdad puede tener. 100% amateur. Y además en aquella época había jugadores muy identificados con los dos equipos, lo que hacía que cada clásico se viviera de una forma muy intensa.  Siempre me acordaré de aquella final del Uruguayo en Portones contra Nacional que ganamos por penales. Era muy divertido, sin dudas.