Una nueva edición de la Copa América se ha ido. En esta oportunidad el turno para la organización correspondió a la Argentina. Un país acostumbrados a grandes acontecimientos deportivos, pero que en materia de futbol sala exclusivo para selecciones era nobel. La posta la tomó la AFA, apoyado más que nada por el productor televisivo Claudio Frino, quien en pocos meses desarrolló una estructura propia de los campeonatos de primer nivel. Su gran aliado, el gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli. Debido a que se viven tiempos electorales en Argentina, y que a su vez la Secretaría de Deportes de la provincia ha mantenido una política proclive a apoyar el deporte, esta Copa América fue un poco el caballito de batalla de Scioli. El gobernador se hizo presente el lunes en la ceremonia inaugural, el miércoles en el primer Argentina-Brasil, y por supuesto el sábado en la gran final para la entrega de premios e inda mais.
Propaganda política en los leds, la presencia de la "batucada oficialista" durante algunos partidos, y la constante promoción de que el evento fue apoyado por el gobierno provincial (es cierto, y eso dio otra entidad al Torneo) hicieron que el mismo adquiriera un perfil social.
Dos semanas antes del arranque de la Copa, el escenario oficial iba a ser el Polideportivo de Hurlingham, pero razones de capacidad (1000 lugares menos) y hasta de seguridad según algunos (el crimen de la nena Candela fue allí), se trasladó todo a Almirante Brown. Un gimnasio cerrado que albergó hace unos meses el Mundial Juvenil de Voleybol, con tribunas en tres costados, superficie de goma sintética, amplio predio para estacionamiento y servicios de baños y cantina. Incluso sala de prensa para conferencias, que fue solamente utilizada un par de días, dispuso la secretaría local. Para llegar al Polideportivo desde capital, había que recorrer un largo trecho. La manera más rápida era el tren. Desde estación Constitución hasta la localidad de Long Champs, eran 35 minutos, y la estación quedaba a unas 25 cuadras de la cancha. En bus o auto llevaba una hora, hora y cuarto llegar hasta ahí, dependiendo del tránsito. El viernes a última hora la selección colombiana lo sufrió y arribó mucho más tarde para jugar la semifinal. Long Champs es una localidad del Partido de Almirante Brown, ciudad que se ubica al sureste de Buenos Aires.
El lugar estaba en un sitio donde comenzaba la zona rural, alejandose de la urbanidad que reina en la entrada de la ciudad habitada por cerca de 50.000 personas. Muchos habitantes de allí fueron los que se arrimaron curiosos a observar el futbol sala, aunque el gimnasio solamente se repletó en las oportunidades que se cruzaron Argentina y Brasil. El tema de las entradas no era fácil. Supuestamente, al ceder la Municipalidad su escenario para el Torneo, no se podían vender localidades en el mismo lugar. AFA había puesto a la venta abonos en los días previos en su sede, así como también los clubes tenían para sí varios boletos o acreditaciones. La gente pudo igualmente ingresar sin problemas (excepto el día miércoles que quedaron 300 afuera) retirando sus entradas en la Secretaría, o en un par de jornadas de manera gratuita.
Hubo varios ítems que no se tuvieron en cuenta por la Organización del torneo en cuanto a atención a la prensa y el tránsito entre las diferentes zonas del gimnasio, pero la buena voluntad de los que trabajaban en el lugar, o fueron contratados para alguna tarea específica, pudo solucionar sobre la marcha las cuestiones.
No deja de haber presentado en definitiva, una escenario a la altura de las circunstancias, como se merecía Buenos Aires, y también la Copa América de Futsal.
El lugar estaba en un sitio donde comenzaba la zona rural, alejandose de la urbanidad que reina en la entrada de la ciudad habitada por cerca de 50.000 personas. Muchos habitantes de allí fueron los que se arrimaron curiosos a observar el futbol sala, aunque el gimnasio solamente se repletó en las oportunidades que se cruzaron Argentina y Brasil. El tema de las entradas no era fácil. Supuestamente, al ceder la Municipalidad su escenario para el Torneo, no se podían vender localidades en el mismo lugar. AFA había puesto a la venta abonos en los días previos en su sede, así como también los clubes tenían para sí varios boletos o acreditaciones. La gente pudo igualmente ingresar sin problemas (excepto el día miércoles que quedaron 300 afuera) retirando sus entradas en la Secretaría, o en un par de jornadas de manera gratuita.
Hubo varios ítems que no se tuvieron en cuenta por la Organización del torneo en cuanto a atención a la prensa y el tránsito entre las diferentes zonas del gimnasio, pero la buena voluntad de los que trabajaban en el lugar, o fueron contratados para alguna tarea específica, pudo solucionar sobre la marcha las cuestiones.
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