CIRCO CRIOLLO (3era edición)

EL FUTSAL SENSIBLE

Hoy que es un momento de rostros alegres y ánimos templados, es buen tiempo para replantearse alguna que otras situaciones que no por estar acostumbrados a verlas,  dejan de ser indeseables.

Ambiente chico, nos conocemos todos. La cantidad de equipos no supera los quince por temporada y  ni siquiera todas cuentan con juveniles. Dentro del difícil marco donde compiten los clubes (ingresos económicos, poca difusión, problemas para la disponibilidad de gimnasios adecuados, etc) a veces observamos como en vez de unirnos, cohesionarnos y trabajar en una misma dirección, se hace exactamente lo contrario. Las estructuras no son las ideales a veces para llevar a cabo un proyecto en un club, quizás acompleje más entonces el escenario para trabajar en colectivo, pero sin dudas hay carencia de ideas, de intenciones y hasta de actitud. Y a esto vamos, porque más allá de los défictis que se pueda tener en algún aspecto, siempre es posible desarrollar un marco con ámbito de integración, de amabilidad, de (en definitiva) sensación agradable. Donde cuando jugadores, delegados, técnicos y árbitros lleguen a las canchas no tengan que pensar en tal o cual posible situación contra otro participante del espectáculo. Y vaya si será fácil de lograr en un medio tan pequeño. Todos se saludan antes del partido y hasta si se encuentran en otros lugares no futsaleros. Entonces la pregunta es ¿Porqué a la hora de los partidos aparecen los "personajes"? Cuesta creer lo difícil a veces que cuesta transitar un partido dentro de la normalidad, más allá de las complicaciones que puedan aparecer en el mismo.
Nadie pide que se dejen de lado las rivalidades y esos enfrentamientos que se van haciendo tradicionales entre clubes  y también entre algunas figuras del medio, porque eso sin duda le agrega un adhitivo extra a lo deportivo, pero el Futsal sensible ya nos está tapando.
La facilidad con que se reacciona con los jueces por los fallos. Ya de primera: "- Nos están robando". Gestos, caras, ademanes de jugadores que realmente no se ajustan a nada. La premisa de los últimos años es, salvo los internacionales, todos los jueces son espantosos... Juicio que se aplica sin miramientos, sin escrúpulos. Sea cual sea el árbitro, si no conocemos su apellido, ya deducimos que es malo. Ecuación que se realiza con una gratuidad pasmosa. Los bancos de suplentes se levantan a hacer una "mini-ola" aproximadamente cuatro, cinco veces por juego con el clásico: EEEHH!  tras una jugada de infracción o choque. Espectáculo que realmente aburre. Exijen, piden , protestan, y siguen y siguen... como si su función fuera esa al costado del rectángulo, y no estar metidos en el partido esperando el cambio. Todo justificado con la vieja máxima de "las pulsaciones están a mil". Sería bueno equilibrarlo un poco con la inteligencia y el respeto.
Sensibles también los hombres de negro. La unificación de criterios es algo que urge desde hace tiempo y es evidente no se encuentra. Quizás se haya acortado ese márgen en los últimos años entre toda la nómina de jueces, pero igual los jugadores se siguen encontrando con diferentes fallos al momento de determinada acción. Primeros en la lista: las amarillas por simulación, la distancia en los laterales y las reprimendas a los suplentes. En cuanto al juego y su relación con los protagonistas, lo mismo que dijimos de los players pero al revés. Los referees tienen que entender que son colegas (deportistas) y entre todos llevan adelante la idea de un buen espectáculo. Que es un deporte amateur, y en él, son los únicos que gozan de ser profesionales. Sobre la falta de flexibilidad para encuentros donde falta policía en juveniles o femenino, la critica más que nada va dirigida a las gremiales y al Colegio, pero por falta de sentido común simplemente.
No nos queremos olvidar el impedimento de varios jueces a que los delegados estén en la mesa desarrollando su tarea como en toda la historia de salonismo nacional. Uno por cada club, controlando que todo lo administrativo y técnico del match corra por los carriles correctos. Es más, en muchos partidos pueden dar una mano en el embrollo formulario - reloj en que se entreveran los árbitros. La permanencia de los delegados fue reclamada en AUF desde mitad de año, y advertida en las designaciones del Colegio, pero sin embargo algunos siguen obviandola.
Pasando al público, ya los límites del asombro aumentan infinitamente. Gente que reacciona agresivamente en un segundo. Con la misma facilidad que el grueso de un hincha de estadio, pero con la desubicación de estar en una tribuna a dos metros del juez, y desconociendo la mayoría de las veces el reglamento. Por suerte esta temporada no se registraron ni la mitad de escaramuzas o incidentes que en el 2008, pero las incorrecciones verbales y patéticos reclamos dan ganas de pararse del asiento e irse.
En definitiva, pequeñas cosas que ya se toman como folklore y no cuestan mucho eliminar. Sabemos que es un deporte de contacto y que se calienta el clima (y eso también hace atractivos los partidos) pero la suma de todas estos ítems, frecuentes, innecesarios, le baja más aún el puntaje a juegos que de por sí en lo técnico-táctico son pobres. El no alcancanzar la pelota cuando les pasa al lado del pie y es outball del rival,  el pedir tarjetas porque sí (actitud original del buchón), el desafío a pelear afuera, el chicaneo, el "¿y vos que ganaste?", el "¡cuadro cagón!", el "¡pisooo!" cuando hace tres años que no se cobra....Basta, basta por favor.

Diego Silva / elshowdelfutbolsala@gmail.com