A UN PASO DE LA TRAGEDIA

A la salida del clásico suspendido, se sucitaron incidentes a 100 metros del escenario. Choque de barras y fuego cruzado que terminó con un herido de bala.

Todo estaba preparado para un partido caliente, al límite. La seguridad dispuesta para el espectáculo, tenía todo controlado. Tanto la Policía de Canelones como el Grupo Especial de Operaciones (GEO) sumaban un gran número de oficiales y se preveía la llegada de un gran contingente de público desde Montevideo. Pero no se puede controlar lo incontrolable. Los grupos principales de las barrabravas de los grandes llegaron dispuestos a todo. Primero que nada ¿Porqué van? ¿Cómo se enteran que hay un partido de futsal, deporte al que no concurren nunca? Los dirigentes los contactan supone uno. Allí la primera y gran responsabilidad. A quién se trae, de qué manera, y si hay coordinación previa con las personas a cargo del espectáculo para que no pase lo que pasó. Y bien, cinco minutos antes de comenzar el partido, más de cien hinchas de los "pesados" de Nacional irrumpieron en el Sergio Matto, con banderas, bombo, cánticos, pero de a poco se fue generando un clima hostil. Insultos contra rivales y policías, señas obscenas a la tribuna de enfrente y hasta hubo alguno de estos fenómenos que quería obligar a cantar al resto de la parcialidad tricolor (los normales)

El partido comenzó con atraso pero se olía en el ambiente que no iba a terminar bien. Promediando el primer tiempo, del lado donde estaba apostada la hinchada aurinegra (familias y una barrita de chicos que ya ni cantaba) ingresan dos "barras" que dispersan a los casi adolescentes que allí se ubicaban generando un hueco en la tribuna. Entraron y salieron del gimnasio, así como alguno de los chicos. Supusimos, y no era errado: está por entrar la banda de Peñarol. Y si bien llegaron hasta la cancha cerca de 80 "hinchas" mirasoles, no ingresaron al municipal canario. Pisando los 19' del primer tiempo se dio lo que marcábamos ayer. Caída de objetos a la cancha cerca del área de Peñarol (gente de Nacional reclamó a Sosa que procedían del banco mirasol), los jueces que enseguida se hacen del encendedor y el destornillador tirados, y partido suspendido.

Pasaron 15 minutos y cuando ya se estaba vaciando el gimnasio, sobre la puerta del mismo, se perciben corridas. La barra de Nacional se dirigía hacia donde estaba aguantando la de Peñarol, en las inmediaciones del Parque Artigas. Segundos después se escuchan no menos de seis disparos de bala. El pánico que se genera, ya que muchas personas salían en ese momento de la cancha, cantidad importante de niños chicos. La mayoría del público que reingresa al gimnasio, otros se protegen detrás de los móviles policiales. Pasaron diez minutos más y todo se calmó al menos en el lugar. Las unidades locales y el Grupo GEO salieron tras estos tristes personajes que provocaron estos disturbios y los contiuaron por la ciudad. Jefatura nos comunica que hubo 25 detenidos al término de la jornada y un herido de bala (Esteban Correa Acosta) quien fue derivado a un sanatorio de la capital. El ómnibus de Peñarol tuvo que ser custodiado hasta la salida de la ciudad.

En fin, una noche negra, que pudo haber sido tragedia. Nosotros que salíamos en el momento de los disparos, lo pensamos ahora en frío, y más teniendo en cuenta los muchos niños que había en la vuelta, pudo haber sido algo horroroso. Igual de horroroso como que esta gente siga apareciendo en el futsal. Para el final, esperemos que podamos mantener el Gimnasio Municipal al servicio de nuestro deporte. Pero después de la noche de ayer, las autoridades locales, no creo que quieran saber por un buen tiempo de clásicos o partidos de esta índole.