En un medio tan chico como el del Futsal Uruguayo, ¿qué termina siendo más decisivo a la hora del éxito deportivo? ¿La presencia de figuras que desequilibren por sí solas o la consolidación de un trabajo en conjunto?
No solo un medio chico sino que también dominado por el amateurismo en su estado puro. Podemos encontrar quizás dos o tres equipos que le "arrimen" algo a varios de sus jugadores de primera en modo de viático. Otros cinco, seis clubes no estilan pagar, pero el deportista no tiene que poner un peso nunca para nada. El resto (cuatro, cinco, seis ,depende el año) son parcial o totalmente autofinanciados por los propios jugadores. Desde la ficha hasta la colecta para alquilar el gimnasio para entrenar, pasando por la cuota mensual, los players deben poner de sus bolsillos para poder competir. En ese marco, es que los planteles se van conformando, y sin duda que los lugares donde no hay que desembolsar nada, son los elegidos por los jugadores para defender su camiseta. De ahí es que son pocos los que pueden dar el lujo de armar una plantilla pareja, competitiva y que le permita aspirar irremediablemente a definir campeonatos siempre.
Así se presenta el escenario en nuestro futsal. Ahora, luego están los técnicos, sus prioridades y sus formas. Unos pensarán que es preferible buscar un grupo sin figuras, donde los caciques no superen a los indios, donde SU idea esté por encima de todo. Otros intentarán adaptar el juego del resto al de dos o tres hombres. Que quede en los pies y la cabeza de sus mejores valores la libertad de resolver y la posibilidad de un buen resultado. Obviamente, todo buscarán una conmixtión: grandes talentos individuales que se amalgamen en un sólido equipo. Pero sabido es que la mayoría de las veces esto no se logra.
El año pasado por ejemplo Abstemios llevó a grandes figuras como Moliterno, Aguirrezabala y Roibal. No le alcanzó ni para estar cerca de la definición, así que la apuesta falló. Sin embargo, dos de esos jugadores (Nico y el Negro) durante añares sacaron campeones a su club sin importar que otros tres completaran el cuadro. En el caso de Mauro, fue el gran líder en la transición de un club que de nobel e ignoto en futsal se convirtió en grande: Malvín. Ejemplo más que claro para explicar lo que el colectivo puede lograr. Sin grandes nombres, sin laureles previos, definió campeonatos cuatro años consecutivos. Eso sí, para acceder al escalón más alto del podio, tuvo que agregar a su consolidado grupo a los dos históricos número 8 y 9.
Otro caso de equipo que supera individualidades, creemos en su mayor magnitud posible, fue el Peñarol 2004. Tras una primera fase de mediano nivel, los dirigidos por Robido en aquel momento, en los play off de Liga fueron invencibles y superaron irreprochablemente a cuadros que venían como favoritos siempre. El otro extremo sería Río Branco. Justo campeón en 2007. Con individualidades de gran potencial, que también tenían un trabajado accionar en cojunto (en ataque más que nada) pero que si no contaba con Fabián Hernández en cancha, su nivel bajaba considerablemente.
Usted que haría... ¿Trae figuras y las pone a jugar, que de seguro ganan ellos? o ¿Con trabajo y planificación no hay quien pueda ganarme?
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